La gestión de la vendimia en el hemisferio sur, a debate

Cinco expertos de Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Chile y Argentina han debatido sobre la difícil situación que ha afrontado el sector vitivinícola en los últimos tres meses en el seminario web ‘¿Qué nos enseña la gestión de la vendimia en el hemisferio sur durante la crisis de la Covid–19?, organizado por la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV). Moderado por el portugués Antonio Graça, secretario del Grupo de expertos ‘Desarrollo Sostenible y Cambio Climático’ de la OIV, ha contado con la participación de 518 asistentes de 46 países.

Los ponentes en este seminario online han sido Tony Battaglene, director ejecutivo de Australian Grape and Wine Incorporated (AGW); Jeffrey Clarke, director general de Asuntos Jurídicos de New Zealand Winegrowers; Yvette Van Der Merwe, directora ejecutiva de South Africa Wine Industry Information and Systems (SAWIS); Aurelio Montes, presidente de Vinos de Chile, y Daniel Rada, director del Observatorio Vitivinícola Argentino. Todos ellos han expuesto planteamientos y experiencias muy reveladores para las personas que tengan que vendimiar dentro de unos meses en el hemisferio norte.
 

Respuesta de los gobiernos
En Nueva Zelanda, el sector vitivinícola y el gobierno han colaborado estrechamente. Según ha explicado Jeffrey Clarke, el gobierno neozelandés «ha respondido de forma muy eficaz y ha demostrado confianza en el sector», lo que ha permitido concluir la campaña con éxito. En palabras de Clarke, vendimiar y vinificar bajo las estrictas medidas que imponía el confinamiento para evitar la transmisión de la Covid–19 ha sido «muy difícil, pero posible». Pese al evidente éxito de la gestión, se ha observado «cierta reducción en el volumen de la cosecha en los casos en los que no fue posible la vendimia manual», así como «un aumento considerable de los costes y el estrés».

En Australia ha sido fundamental «contar con una única fuente oficial de información». Tony Battaglene ha señalado que AGW ha actuado como interlocutor ante los medios y el gobierno en relación con las medidas tomadas. En su opinión, «sin dichas medidas, no habría sido posible mantener las empresas abiertas y terminar la vendimia».

Según Battaglene, el flujo de mano de obra, mercancías y suministros del sector vitivinícola australiano se ha mantenido durante la crisis de la Covid–19 gracias a la adopción de varias medidas, en particular, planes de gestión de riesgos; protocolos de limpieza, higiene y adecuada disponibilidad de productos desinfectantes; distanciamiento social y trabajo por turnos y aplicación de protocolos de trazabilidad.

Asimismo, ha subrayado la importancia de las herramientas digitales, que han permitido la celebración de catas virtuales, eventos vitivinícolas en la red y visitas enoturísticas en realidad virtual. A pesar de ello, ha mostrado su preocupación por el futuro. Al respecto ha señalado que «las verdaderas consecuencias económicas están por llegar. En muchas pequeñas empresas, todavía no han pasado lo peor. Con la recesión, las cifras del empleo tardarán en volver a los valores anteriores a la pandemia, y la confianza de empresas y consumidores tardará mucho en recuperarse».

En Sudáfrica, desde el inicio de la pandemia y hasta el 23 de marzo, la vitivinicultura no estuvo incluida entre las actividades agrícolas esenciales. Este hecho, unido a la prohibición de vender bebidas alcohólicas, ha complicado la situación del sector en el país. El 26 de marzo, «las actividades de cosecha y conservación se incluyeron entre las actividades esenciales para evitar pérdidas de productos agrícolas primarios», ha subrayado Yvette van der Merwe.
 

La previsión es fundamental
Daniel Rada ha analizado cómo ha afrontado el sector vitivinícola argentino la crisis de la Covid–19 y ha enumerado las medidas aplicadas. Al principio de su intervención, Rada ha alertado al hemisferio norte sobre la importancia de la previsión. Entre las medidas adoptadas durante la crisis, ha destacado la utilización de herramientas digitales como elemento clave para mantener la actividad; aumento de la proporción de uso de la tecnología disponible; difusión de información entre todos los integrantes de la cadena industrial; concesión de préstamos gubernamentales para sufragar los gastos laborales de las bodegas, y mantener las tasas de empleo, formación y enseñanza.

Por su parte, Aurelio Montes ha comentado que, en febrero, cuando comenzó la crisis sanitaria, en Chile ya se estaba recogiendo uva blanca. En marzo, ante la gravedad de la pandemia, se aceleró el proceso. Ante la posibilidad de que se empezaran a tomar medidas, la asociación Vinos de Chile celebró varias reuniones con autoridades chilenas para exponer la importancia de garantizar la movilidad de los trabajadores durante el período de vendimia. Según Montes, era primordial evitar que se detuviera la actividad en los viñedos. «Las autoridades se mostraron receptivas y entendieron que obstaculizar en exceso la movilidad de los trabajadores tendría graves repercusiones. Seguimos trabajando, pero aplicamos medidas para garantizar la seguridad de los trabajadores: distanciamiento social, mascarillas, guantes, lavado de manos, turnos de trabajo, etc.», ha destacado el experto.

Montes ha señalado que «la vendimia terminó la tercera semana de abril, cuando el número de casos en Chile era muy pequeño». Por lo que se refiere a las consecuencias de la crisis, el problema estaba más en la parte comercial, con el descenso de las ventas del canal Horeca. Aurelio Montes cree que «las ventas online compensaron un poco la escasez de ventas en Horeca, que representan un 75% del total de nuestras ventas. Por suerte, la situación va mejorando en el hemisferio norte y en China, un mercado importante para nosotros».
 

La transparencia, la planificación y la coordinación son claves
El moderador, Antonio Graça, ha abierto el apartado de conclusiones subrayando la importancia de la transparencia en la gestión de la crisis de la Covid–19, uno de los argumentos del ponente neozelandés, Jeffrey Clarke, para añadir que «la transparencia en todos los procesos, no solo durante esta crisis, sino también en previsión de cualquier otra, infunde confianza a todos los agentes y partes interesadas de la cadena de valor». En este sentido, Graça ha recordado una de las claves apuntadas por la sudafricana Yvette van Der Merwe, la coordinación, «además de una buena planificación, es esencial la coordinación de todos los agentes. De ella puede depender el éxito o el fracaso de cualquier intento de solución».

En el seminario se ha puesto de relieve que la coordinación de todos los agentes del sector es muy importante. Se necesitan mecanismos y herramientas de comunicación claros para transmitir el mensaje de que el sector vitivinícola es esencial y desempeña un papel relevante en la vida de las zonas rurales, desde el punto de vista del empleo, la actividad económica, el paisaje, etc. Por ello es necesario coordinarse con los gobiernos para garantizar, por un lado, la continuidad de las operaciones durante la crisis y, por otro, el apoyo financiero e institucional posterior a esta, para que las empresas puedan recuperarse de sus consecuencias.

En este punto, se ha comentado que la OIV debe seguir siendo un socio estratégico de los gobiernos. La Covid–19 ha puesto de manifiesto que esta entidad tiene los medios para desempeñar un papel clave para gestionar la crisis. En primer lugar, se debe reforzar y difundir el mensaje de que el sector vitivinícola desempeña un papel fundamental. En segundo, el intercambio de experiencias e información ante crisis o cambios tecnológicos puede facilitar la adaptación de los gobiernos y los agentes del sector a las nuevas circunstancias.
 

Impulso para la digitalización
Sobre la digitalización el moderador del seminario ha indicado que «teníamos un montón de herramientas digitales a nuestra disposición, pero nos faltaba un buen motivo para empezar a usarlas. Ahora que en el hemisferio sur han dado el paso por la crisis, se seguirán utilizando». Y ha añadido que «es muy importante que en el hemisferio norte nos demos cuenta de que existen alternativas que no empleamos, no porque no sean buenas o carezcan de valor, sino porque estamos acostumbrados a hacer las cosas siempre de la misma manera y tendemos a resistirnos al cambio. Un esfuerzo coordinado para vencer esta inercia es un punto a favor para salir de la crisis en buenas condiciones».

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