Publicado en Revista de Fruticultura nº 39

Los seguros agrarios actúan como una especie de salvavidas sobre la renta de los agricultores en el caso de que se produzcan fenómenos meteorológicos ajenos a la producción. Ésta es una de las razones por la que el Plan de Seguros Agrarios Combinados, aprobado por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama) a principios de año, prevé un incremento del 33% en los porcentajes de subvención. El Gobierno aportará a la iniciativa 204 millones de euros, de los que 199 servirán para sufragar el medio millón de pólizas que se suscriben anualmente.

Una de las novedades que se ha planteado en 2015 se concreta en la concesión del máximo apoyo permitido por la Unión Europea (UE) del 65% del coste seguro para las modalidades del módulo 1 (aquellas que cubren los daños catastróficos). Desde el Ministerio de Agricultura explican que estas ayudas «corresponden a la caja verde de la Organización Mundial de Comercio (OMC), cubren pérdidas por encima del 30% en la explotación y no requieren de financiación por parte de las comunidades autónomas».

El citado plan ofrece un aumento en la subvención media a los payeses que contraten pólizas con modalidades con coberturas más amplias y complementarias a la de los daños catastróficos. La subida en este capítulo respecto a 2014 se sitúa entre el 7 y el 33%.

Plazos más extensos y mejores garantías

Una de las líneas más demandadas por los agricultores, el seguro con coberturas crecientes para explotaciones frutícolas, ha ampliado para esta campaña su periodo de contratación, iniciándose el 15 de noviembre del 2014 y finalizando el 31 de mayo de este año. Desde Enesa (Entidad Nacional de Seguros Agrarios, comentan que la medida «responde a una petición del sector». En este plan, se incluyen coberturas para las especies de albaricoque, ciruela, manzana, melocotón, membrillo y pera. A parte de la producción, Enesa destaca la protección que supone «asegurar las plantaciones y los plantones durante la fase previa a su entrada en producción».

En la modalidad de seguros frutícolas, se contemplan tres garantías diferentes: a la producción, la plantación y las instalaciones. En la primera, el productor protege la cosecha y los plantones de la misma clase que haya cultivado, eligiendo entre el módulo que más le convenga. Enesa precisa que «el módulo seleccionado debe ser el mismo para toda la finca». En caso de que las perspectivas de producción sean elevadas, una vez realizado el cálculo en primavera, existe la posibilidad de complementar las coberturas.

Si el agricultor desea asegurar la plantación, cualquier incidencia queda cubierta por explotación en el módulo 1 (el de los daños catastróficos) y por parcela en el resto de módulos. Como garantía opcional, Enesa cuenta con una para las instalaciones. En el supuesto de contratarse, en la declaración del seguro han de estar inscritas las instalaciones similares en todas las fincas para que el riesgo se cubra por parcela.

Más de 100.000 hectáreas de fruta protegidas

Los últimos datos de Enesa, al cierre de 2013, muestran que el sector frutícola contrató 16.833 pólizas para cubrir 107.900 hectáreas. Estas cifras suponen que están protegidos 2,2 millones de kilos de fruta. Gracias al sistema de subvenciones, de los 2 millones de euros asegurados, el coste neto para el agricultor se reduce a la mitad.

Mientras, Agroseguro, el conglomerado de empresas que gestiona las pólizas, recuerda que la línea de producción cubre los desperfectos en cantidad y calidad ocasionados por los riesgos de la falta de cuajado (siempre que sea por el clima), helada y pedrisco. La de plantación protege la muerte del árbol, así como la pérdida de la cosecha de la campaña siguiente (debido a daños en la madera estructural y productiva de los árboles), generados por los mismos riesgos cubiertos en la producción. Además, en instalaciones sufraga las pérdidas derivadas de cualquier riesgo climático no controlable por el agricultor.

Las compañías de seguros están apostando en los últimos años por aumentar su presencia en el segmento agrario. Es el caso de Reale Seguros. Su director, Jaime Gómez, comenta que en 2014 realizaron 3.100 pólizas. Como consejo para el momento de contratar, Gómez apunta a la necesidad de «comparar las garantías y coberturas que se presentan en packs y en cuatro módulos distintos para analizar los riesgos». Respecto a las líneas más recomendadas, el director de Reale Seguros habla de las que protegen la producción y la plantación.

Menos recargos en las medidas preventivas contra las heladas

Gómez señala que 2015 se ha convertido en un año con una cantidad importante de novedades, entre las que destaca la supresión de la asignación de rendimientos a nivel de explotación, una mejora en las bonificaciones y los recargos en las medidas preventivas contra la helada. Desde Reale Seguros, se incide en la importancia de «las revisiones de los periodos de suscripción y las rebajas en las tarifas en todos los cultivos, especialmente en el frutícola».

Más allá del tipo de módulo de línea de seguros, Jaime Gómez plantea la diferencia entre subvenciones y bonificaciones. En esta línea, aclara que las subvenciones, concedidas por el Ministerio de Agricultura a través de Enesa, pueden alcanzar hasta el 65%. Mientras, las bonificaciones gestionadas por Agroseguro se establecen en función de los resultados de las explotaciones de los agricultores. La rebaja máxima es del 40% y se aplica directamente sobre la prima del seguro.

Un ejemplo del interés que suscita el área de los seguros agrarios, lo constata el Banc Sabadell. La entidad financiera creó en septiembre de 2014 una unidad para ofrecer un catálogo de productos relacionados con este segmento. En este sentido, la directora del Sabadell Negocio Agrario, Imma Ràfols, recuerda que «en los últimos cuatro meses hemos comercializado a un buen ritmo el seguro agrario combinado de Agroseguro». Para la responsable del Banc Sabadell, «este tipo de póliza garantiza unos ingresos mínimos al payés y le asegura la viabilidad de su explotación».

Premio a la baja siniestralidad

Ràfols asegura que el Banc Sabadell ha establecido mecanismos para financiar las necesidades de cada finca agrícola, «haciendo coincidir la amortización con el periodo de cobro y liquidación de los productos o con el abono de la indemnización». La nueva normativa, la que el Gobierno ha fijado para el año 2015, destaca por una mejora en la tabla de bonificaciones y recargos, favoreciendo así a las explotaciones agrarias que poseen un histórico con pocos siniestros. En el caso contrario, la ley penaliza las fincas con un exceso de siniestros, limitando la cosecha para asegurar. Además, Ràfols alude a que los agricultores que apliquen medidas preventivas para luchar contra el riesgo de helada contarán con una bonificación más elevada.

Por su parte, los sindicatos agrarios, como el caso de Unió de Pagesos (UP), reclaman nuevas herramientas financieras que destinen más dinero a seguros agrarios. El coordinador nacional de UP, Joan Caball, plantea la creación de un fondo económico para apoyar las adversidades climáticas, sanitarias y de mercado con un presupuesto que aporte capital y financie los intereses.

Estas reivindicaciones se producen en un contexto de caída de la renta agraria entre los años 2012 y 2014. Así, la ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, sitúa el descenso en el 2% durante este periodo. Para paliar esta tendencia, la ministra añade que España tiene garantizada hasta el año 2020 un total de 47.000 millones de euros procedentes de la Política Agraria Común (PAC). Asimismo, resalta que la bajada de la renta agraria del año pasado hay que contextualizarla en el incremento del 7,2% en 2013.

Desincentivar la contratación

Las propuestas son rechazadas por la organización agraria Asaja. Ésta critica que Enesa establezca un nuevo mecanismo de control sobre las subvenciones, basado en una serie de condicionantes «que van a desincentivar a los agricultores a la hora de apostar por la contratación de seguros», según afirma en un comunicado. En su opinión, la entidad ha creado una base de datos en la que deberán figurar los agricultores y ganaderos que hayan suscrito una póliza de seguro entre los años 2009 y 2014, así como los perceptores de ayudas europeas entre 2013 y 2014.

En ambos casos, los integrantes de esa lista tendrán que estar al corriente del pago de sus obligaciones con Hacienda, con la Seguridad Social y con el resto de administraciones como paso previo y obligatorio para beneficiarse de las subvenciones que ofrece el sistema español de seguros agrarios. Al mismo tiempo, según Enesa, los productores que nunca hayan formalizado una póliza de seguro ni cobrado ayudas comunitarias entre 2009 y 2014, han de darse de alta en la citada base antes de optar a la subvención.

Los agricultores que no estén registrados en la base de datos podrán realizar la póliza del seguro, pero no tendrán derecho a ninguna ayuda en el momento de efectuar la contratación. De esta forma, no sabrán hasta el último momento (ya con el seguro contratado) si cobran bonificaciones y disfrutan de rebajas. Asaja insiste en que las nuevas disposiciones de Enesa en materia de seguros agrarios «van a entorpecer el buen funcionamiento del mercado porque restan agilidad e implican un replanteamiento de las condiciones de acceso al apoyo público sobre el que se cimenta el sistema».

Administración, compañías de seguros y entidades agrarias difieren en valorar la evolución y las prestaciones de los seguros agrarios. Enesa, Agroseguro y el Ministerio de Agricultura inciden en que ha crecido la cifra de productores protegidos y las coberturas que se presentan. Las aseguradoras, como el caso de Reale o el Banc Sabadell, apuntan a la flexibilización de las penalizaciones en caso de siniestro. En cambio, los sindicatos agrarios lamentan que las nuevas leyes pecan de burocracia y desaniman el proceso de contratación.

David Rodríguez, Lleida.