Osvald Esteve, responsable de la sectorial de fruta de hueso de COAG

Entrevista
Osvald Esteve, responsable de la sectorial de fruta de hueso de COAG

‘Queremos que Agroseguro se haga cargo de la cosecha en caso de confinamiento por la Covid–19’

Osvald Esteve es el nuevo responsable de la sectorial de fruta de hueso de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), en la que está integrada su asociación, Jóvenes Agricultores y Ganaderos de Cataluña (JARC). Productor de melocotón, paraguayo, nectarina y pera en Torres de Segre (Lleida), comercializa su fruta a través de la central de Aitona Arfon Fruits, de la que es socio. Cultiva 40 hectáreas, y este año el pedrisco le ha destrozado gran parte de la cosecha.

La presión bajista de precios de las grandes superficies y la petición de un seguro de coronavirus para los productores que no puedan recolectar por detectarse casos entre los trabajadores son algunos de los temas que plantea desde su nuevo cargo al Ministerio de Agricultura. 

 

¿Cuál es su mayor preocupación?

El tema más importante hoy es la gran presión indiscriminada de las grandes superficies contra el sector agrario, con bajadas de precios a través de lo que llaman productos reclamo. Si no levantan ellos, los precios no suben. Veo difícil que nosotros nos unamos y que si no se levanta el precio no venda nadie. Sería importante tener una lonja de precios estable y fiable.

También están reclamado al Ministerio de Agricultura un seguro ante el coronavirus. ¿Cómo se plantea?

Queremos que Agroseguro se pudiera hacer cargo, como siniestro, del 70% de la producción en caso de confinamiento por la Covid–19 de las plantillas de las empresas si no se puede recolectar durante quince días. Sería como si se tratara de una helada o un pedrisco. De momento no ha pasado, pero podría ocurrir. En mi comarca, el Segrià, estamos ‘reconfinados’. Yo tengo trece trabajadores, si uno enfermara y todos tuviéramos que hacer aislamiento, no podría continuar la cosecha. ¿Quién me cubriría las pérdidas de la variedad que estuviera recogiendo en esos 15 días?

Para este año no podría ser.

Planteamos que este año fuera un seguro excepcional o que el Estado se hiciera cargo. No creo que habláramos de tantas empresas y que el año pasado forme parte de las líneas de seguro para proteger un siniestro con opción a contratar. Todo dependería del precio y de cómo se desarrolle la prima.

Usted ha defendido en ocasiones la retirada verde de fruta en el campo.

Sí, la retirada verde permitiría parar en seco la producción cuando hay problemas. Sería tirar la fruta al suelo con la subvención de la Unión Europea y hacer un poco de hueco en el sistema. Sería más efectiva, en cuanto detectamos una bajada de precios la producción se deja en el suelo y no hay se saturación.

Este año no parecen necesarias.

No, porque no hay fruta debido a las heladas y el pedrisco. Este año se ha retirado pronto producto del mercado. Es una vergüenza que con la poca producción que hay no seamos capaces de remontar los precios de la fruta. No hay producción y los precios no están para tirar cohetes. Las grandes superficies están apretando a la baja incluso sin haber mucha fruta. Las centrales están sin stocks. Muchas van al día, venden las cantidades que les entran y en ocasiones no tienen todo lo que les piden. No quiero imaginarme lo que ocurrirá el año que viene con plena producción. Con el pedrisco, las heladas y la Covid–19 mucha gente ha decidido abandonar, arrancar frutales. Tenemos un problema grave, el sector primario está desapareciendo.

¿Arrancan sin acogerse ya al plan de arranque de la Generalitat de Catalunya?

Sí. El plan ya acabó. La gente en las centrales no descarga la fruta contenta. Se ve a los agricultores sin ilusión. Algunos dicen que tienen que aguantar un poco hasta la jubilación y otros ya han arrancado melocotoneros para poner almendros, quieren evitar necesitar contratar muchos trabajadores. Los pedriscos, la helada, el personal y la Covid–19 están pesando mucho en payeses con cierta edad que ven que los jóvenes no quieren seguir. Hemos sido injustamente atacados y criminalizados por la prensa.

¿Qué quiere decir?

Que se nos ha hecho mucho daño. Nos hemos jugado la vida viniendo a las explotaciones, buscando los equipos de protección especial (EPIs) para nuestros trabajadores donde no había, haciendo lo imposible para poder acabar la campaña y hemos oído que somos esclavizadores, negreros, que si no pagamos a la gente, que tenemos a los temporeros alojados en granjas, en la calle…. Un montón de barbaridades tremendas. Esto hace daño. Muchas empresas están diciendo basta. Encima de trabajar mucho y ganar poco nos dicen todo esto. ¡Que lo hagan otros! Hemos pasado de ser héroes, trabajadores esenciales, a maltratadores en un mes. ¡Caray! No nos lo merecemos.

Torres de Segre está en la zona reconfinada por la Generalitat por los rebrotes de la Covid–19. Open Arms está colaborando en un albergue para personas con coronavirus que no pueden hacer el aislamiento en otro lugar, la mayoría temporeros. ¿Cómo lo están viviendo?

Con mucha preocupación. Si es la única manera de que bajen las cifras, vale. Nosotros ya advertimos en marzo y abril de que podrían ocurrir estas cosas. Ahora a correr.

¿Qué ha fallado?

Nosotros, desde el principio, no estuvimos de acuerdo con el efecto llamada. Hicimos hincapié en que, si trabajadores que otros años se desplazaban desde otros países a recoger fruta no podían llegar como en la zona hay extranjeros indocumentados pululando, una solución era regularizar la situación de la gente que estaba en el territorio. Esto lo hizo Francia, lo hizo también Italia. Aquí no. ¿Qué haces con todas estas personas? Los empresarios no se juegan multas millonarias cogiendo un trabajador sin papeles.

Alguno lo habrá hecho.

No te puedes jugar una multa así. Han doblado las inspecciones de Trabajo, no han encontrado incidencias y los sindicatos todavía están pidiendo que haya más. El año pasado se hicieron cerca de mil inspecciones, hubo pocas incidencias y estaban relacionadas con suplantación de identidad. Los temporeros estaban cotizando, pero algunos tenían papeles falsificados por mafias. Los payeses no somos policías.

Rosa Matas, Lleida.

Publicado en Revista de Fruticultura nº76

 

 

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