Intercitrus alerta de la presencia en la UE del vector más peligroso del HLB

El mediterráneo y la Unión Europea (UE) siguen siendo la única gran zona de producción citrícola que se resiste a sufrir la presencia de la enfermedad más devastadora, que es la causada por la bacteria Candidatus liberibacter que provoca el Huanglongbing o HLB (también conocido como Greening o ‘Dragón amarillo’). Pero esta situación está ahora doblemente amenazada, según ha señalado Intercitrus en un comunicado. De un lado, por la ya conocida expansión en el norte de España y por casi todo el litoral atlántico de Portugal de la Trioza erytreae –el insecto vector de la cepa africana ‘más benévola’ del HLB– y ahora por la presencia, por primera vez en territorio UE, de la Diaphorina citri, «que es el psílido asiático portador más eficiente de la cepa más agresiva y letal para los cítricos». 

Así lo acaba de confirmar en su último reporte la Organización Europea y Mediterránea para la Protección Vegetal (EPPO, por sus siglas en inglés), que ha apuntado que el insecto ha sido localizado en Chipre y confirmado por el laboratorio europeo de referencia. Un hallazgo que añadir a la detección de este mismo vector, confirmada en enero de 2022, en Israel, lo que ratificaría su capacidad para expandirse en el Mediterráneo. En cuanto se trata de un insecto regulado como de cuarentena, portador de una enfermedad cuya prevención, combate y detección está tipificada como ‘prioritaria’ –el HLB–, las medidas de erradicación a adoptar en Chipre deberán ser inmediatas. Por ello, la interprofesional Intercitrus reclama a la Comisión Europea (CE) que, para asegurarse de su grado de cumplimiento y dada la gravedad de lo acontecido, «abra una investigación sobre el origen del foco (que la EPPO no detalla), supervise y colabore financieramente en la ejecución de estas acciones». 

En este sentido, la presidenta de Intercitrus, Inmaculada Sanfeliu, ha manifestado que «la presencia en nuestro país de uno o peor, el riesgo cada vez mayor de tener los dos portadores del HLB, nos hace pensar que la llegada de la bacteria más temida, frente a la que no hay cura y que ha sido capaz de reducir a la práctica nada la citricultura de Florida y menguar de manera patente la de Brasil, podría ser solo cuestión de tiempo». Por esta razón, la interprofesional reclama a las autoridades de las autonomías con producción de cítricos, al Gobierno y a la CE que contribuyan a reforzar «de inmediato» las medidas de prevención y las líneas de investigación abiertas para la lucha biológica contra estos vectores, para la obtención de patrones o variedades resistentes o tolerantes a la enfermedad, así como los controles en campo para su detección precoz y los fijados en frontera para evitar su acceso. 

Intercitrus, incluso y dado también el beneficio global para la sanidad vegetal de la producción hortofrutícola europea, ha reclamado a la CE que estudie la posibilidad de seguir el ejemplo de otras potencias occidentales, como EE. UU., Australia o Japón, «e introduzca algún requisito para fiscalizar la introducción de material vegetal en los equipajes de los pasajeros que accedan a la UE». Esta medida «sería clave con tal de evitar la entrada del HLB o de sus vectores a la citricultura europea porque para ello es primordial controlar que en el tráfico comercial o en el movimiento de personas no haya material vegetal hospedante». Asimismo, «añadida a las restricciones y controles vigentes, de otro lado, sería coherente con el hito que supuso aprobar, para la prevención de la ‘Falsa polilla’, el tratamiento de frío para las naranjas». 

Además, un estudio del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA)–Universidad Jaume I y de la Universidad de Florida, ha acreditado que el patrón sobre el que se asienta la inmensa mayoría de naranjos y mandarinos en España –el Citrange carrizo– «es un hospedante extremadamente favorable para el desarrollo y reproducción» de esta psila.

En efecto, el vector originario de Asia es el responsable de la expansión de la enfermedad en dos de las principales y más avanzadas zonas productoras del mundo: Brasil y Estados Unidos. La estrategia seguida en el primer caso, basada en la constante renovación, arranque del arbolado infectado cuando no abandono y ampliación a nuevas plantaciones, pero, sobre todo, en el ‘bombardeo’ de las fincas con tratamientos fitosanitarios contra el psílido, tuvo relativo éxito durante décadas y permitió a la industria de Brasil consolidarse como primer exportador de zumo de naranja del mundo, pero la fórmula parece haberse agotado. En Florida, por su parte, se confirmó la presencia de HLB en 2005 pero la enfermedad debió asentarse años antes: en la campaña 1997/98, alcanzó su récord de producción con 12,3 millones de toneladas; en la actualidad esa cifra se ha reducido a 740.534 t.

«España, en caso de que el HLB llegase, difícilmente podría contener la enfermedad y es casi seguro que la bacteria acabaría con nuestro sector a medio plazo», ha advertido Sanfeliu. Extrapolando las cifras de la evolución experimentada en Florida, en 7,5 años desde su posible entrada, la producción de naranjas, mandarinas y limones quedaría reducida a la mitad y a los 15 años la citricultura pasaría a ser un cultivo residual. La estructura minifundista y las más estrictas regulaciones europeas en materia medioambiental y de fitosanitarios –que prohíben los piretroides y neonicotinoides usados contra la D. citri– dejarían menor margen para la reacción a España que el que ha tenido Brasil o Florida.

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