Cesta

Su cesta de la compra esta vacía
Suscríbete Visita el kiosco

Cambio climático

La cuenca mediterránea es una de las áreas más susceptibles del mundo de sufrir los efectos del cambio global

 

La Feria Agraria de Sant Miquel, certamen que tendrá lugar del 29 de septiembre al 2 de octubre de 2016, acogerá la jornada ‘Retos y adaptaciones de la agricultura al cambio global’, que impartirán un grupo de expertos coordinados desde el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA). Durante la sesión se analizarán los factores determinantes en el siglo XXI para el avance socioeconómico del sector agropecuario, los cuales, en cualquier modelo de sociedad existente, son alimentar a la población, disponer de energías renovables, salvaguardar el medio ambiente y suprimir la desigualdad. Todos ellos están determinados por el uso racional y eficiente del suelo, del agua, de la energía, de la biodiversidad, etc. Y en todos ellos la agricultura tiene un papel fundamental, ya que ésta se basa en el aprovechamiento de la producción primaria del planeta en beneficio de nuestra especie.

Para atender la demanda de alimentos en el año 2050 será necesario un incremento de la producción del 60% desde los años 2005/2007 al año 2050, distribuido en un aumento de 77% en los países en desarrollo y un aumento de 24% en los países desarrollados.

Las acciones que se debatirán pasan por desarrollar un esquema funcional del sector agroalimentario desde la actualidad hasta 2050, esquema que se ceñirá a las estrategias diseñadas y aplicadas desde las diferentes administraciones europea, española y catalana (principalmente el DARP). Es el caso de la Oficina Española de Cambio Climático, las diferentes representaciones estatales en la Global Research Alianze o la Agricultural Greenhouse Gases, la Estrategia del 4 x 1000 derivada de la COP 21 de Paris (2015) —en las que el IRTA está muy involucrada— o la Oficina Catalana del Cambio Climático.

Estas estrategias se focalizan en dos grandes líneas de trabajo: las que promueven la adaptación del sector agroalimentario al cambio global y las que mitigan los efectos de la agricultura. La adaptación debe permitir asumir el reto de contribuir a la modernización, la competitividad y el desarrollo sostenible de los sectores agrario, alimentario y acuícola, el suministro de alimentos sanos y de calidad para los consumidores y, en general, a la mejora del bienestar de la población. La norma general sería producir el mismo (o un poco más) pero mejor, dentro de los más estrictos criterios de calidad de producto, ambiental y de paisaje.

Cabe destacar que, si bien no toda Cataluña está bajo el régimen climático mediterráneo, buena parte de ella sí lo está, especialmente el ámbito agrícola. Este hecho refuerza aún más el planteamiento del IRTA, ya que la región mediterránea, como ha sido descrita en el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de 2013, es un hot spot (punto caliente) del cambio climático para este siglo.

La cuenca mediterránea es una de las áreas más susceptibles del mundo de sufrir los efectos del cambio global. Además, el 60% de los países del mundo pobres en agua se encuentra en esta zona. Se espera que la demanda de agua en la región aumente en un contexto de un clima futuro más seco y cálido, lo que afectará el suministro para la industria, la agricultura, los usos urbanos y los sistemas naturales. Las previsiones del IRTA, basadas en datos del Servicio Meteorológico de Cataluña, indican una disminución en la disponibilidad de agua cercana a un 25% para finales del siglo XXI en Cataluña.

Leer más
Los próximos días 27 y 28 de enero de 2016 se desarrollarán en el Hotel NH Amistad, en Murcia, las X Jornadas del grupo de trabajo de Fruticultura de la SECH, organizadas por el Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario.
Las jornadas se plantean como un foro que mediante las comunicaciones cortas sirva de intercambio, debate y discusión acerca de la información disponible sobre el tema central de esta edición 'Las necesidades de frío y calor, factor clave para la adaptación de los frutales al cambio climático'.
Nadie duda que la fruticultura actual no admite margen de error productivo, exigiendo a los árboles cultivados una respuesta interanual, homogénea e idónea. Al mismo tiempo, se busca ampliar el periodo de oferta comercial, mediante el uso de variedades de maduración más precoz y tardías.
Por esto y en un contexto de calentamiento global del planeta, la problemática de la influencia de la satisfacción del frío y calor en los árboles de áreas frutícolas templadas, es un aspecto clave para entender su comportamiento productivo.
Con el fin de aportar luz a todas estas cuestiones, se invita a investigadores, técnicos, etc., a participar en las X Jornadas de Fruticultura, aportando comunicaciones relacionadas con las sesiones temáticas siguientes:
A.- Bases moleculares del comportamiento fenológico de los frutales en relación al clima.
B.- Modelos de estimación de la acumulación de frío invernal y las necesidades en frío o calor.
C.- Efectos interanuales del clima en la fenología de los frutales. 
D.- Respuesta vegetativa, reproductiva (floración) y productiva a las condiciones invernales de frío y calor.
Más información, inscripciones y secretaría de las jornadas en https://frutisech2016.wordpress.com/
Leer más

El análisis de ciclo de vida revela que no hay materiales buenos o malos, sino buenas o malas aplicaciones de dichos materiales.

 

El director de la Cátedra Unesco de Ciclo de Vida y Cambio Climático (ESCI-UPF), el doctor Pere Fullana, ha comparecido ante la comisión de cambio climático del Congreso de los Diputados para explicar por qué las decisiones en materia ambiental deberían ser tomadas en función de criterios científicos, por ejemplo usando el análisis del ciclo de vida.

En una comparecencia organizada por los diferentes grupos parlamentarios, el profesor Fullana señaló que «el origen del problema es que nuestra economía es muy lineal. Este sistema se inventó después de la Segunda Guerra Mundial y se orienta a producir, a consumir y a tirar. Nuestra economía está fuertemente imbricada en esta filosofía de usar y tirar».

A pesar de algunos intentos por minimizar el impacto ambiental de este modelo económico, con diferentes políticas para mejorar la tecnología, como la minimización en origen, o sistemas para involucrar al factor humano, como los llamados sistemas de gestión ambiental, el impacto ambiental sigue aumentando exponencialmente.

En palabras de Fullana, «esto es debido a tres factores fundamentales: en primer lugar, se sigue poniendo el énfasis en el crecimiento, lo que va inevitablemente unido a un mayor uso de los recursos y a un aumento de las emisiones. Otro factor es que la población aumenta, por tanto, aunque mejoremos en eficiencia, necesitamos más materia y más energía. El tercero es la entrada en juego de las economías emergentes, como China o India, que supone mayor necesidad de recursos y más contaminación».

«Con un crecimiento del PIB del 3% anual –ejemplifica Fullana–, la necesidad de recursos irá aumentando y dentro de 50 años se usarán 3,26 veces más recursos que hoy en día. ¿De dónde vamos a sacar estos recursos? La manera de hacerlo es desacoplando el crecimiento de la necesidad de materia y energía; cambiando crecimiento por desarrollo; cambiando los hábitos de consumo y no solo los hábitos de producción; usando conceptos como producción y consumo sostenibles».

Para analizar el impacto ambiental de la actividad económica, Fullana apela al análisis de ciclo de vida (ACV), una metodología que está siendo impulsada por la Comisión Europea. «Un ACV”, explica Fullana, “es una metodología que estudia las entradas y salidas de materia y energía en la fabricación y uso de un producto o en una determinada actividad económica: las entradas son recursos y las salidas son contaminaciones. Así, el ACV nos indica si es mejor rehabilitar un edificio o construirlo, o si es mejor amortizar ambientalmente una instalación o producto o comprar o fabricar otro».

¿Cómo se usaría entonces el ACV, el análisis de ciclo de vida, en la economía circular? Según Fullana, «la economía circular habla de jerarquía: primero, prevenir; después, reutilizar, arreglar las partes, mantener; después, si acaso, reciclar o reciclar la energía, pero yendo mucho más allá, es decir, intentando incorporar el mínimo número de recursos nuevos; y respecto a cada aplicación de cada recurso hay que estudiar muy bien cuál es la mejor opción, si reutilizar o reciclar. Lo que nos dice la economía circular es que no tenemos recursos, por lo que es importantísimo que se mantengan en el circuito el máximo tiempo posible».

«Un ejemplo muy claro –apunta Fullana– es el de las cajas de frutas y hortalizas que van desde España hasta Alemania o a media Europa. Tener un sistema de reutilización de cajas en lugar de un sistema de usar y tirar a priori parece que ha de ser mejor; si estas cajas se estropean, es mejor arreglarlas, y, si se estropean del todo, hay que obligar a que se reciclen, o sea, que no vayan al vertedero, evitar en la medida de lo posible la incineración».

Por último, el profesor Fullana animó a los diputados a legislar con inteligencia ecológica porque de ello depende también el desarrollo económico: «Cada vez que baja el impacto ambiental de un sistema, aumenta su competitividad porque las ineficiencias ambientales son ineficiencias materiales, es decir, ineficiencias económicas».

 

Leer más