Disolventes renovables, un avance sostenible en la industria vitivinícola

Los disolventes renovables derivan de la biomasa y se consideran una alternativa sostenible a los de origen petroquímico convencionales. Los renovables se producen a partir de cultivos energéticos, productos forestales, biomasa acuática y materiales de desecho, entre otros, y presentan una menor toxicidad, mayor biodegradabilidad y gran potencial para ser empleados en procesos de extracción de compuestos de interés. 

Un estudio, publicado recientemente en la revista Chemical Engineering and Processing–Process Intensification, realizado por la investigadora Raquel Cañadas y los profesores María González Miquel y Emilio J. González, del Departamento de Ingeniería Química Industrial y del Medio Ambiente de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), ha explorado el empleo de disolventes renovables combinados con ultrasonidos para la revalorización sostenible de residuos de uva blanca mediante la recuperación selectiva de antioxidantes naturales. Los resultados obtenidos confirman que esta técnica es capaz de transformar los desechos de la industria vitivinícola en productos valiosos, «promoviendo así la valorización sostenible de la biomasa residual, lo que constituye un claro ejemplo de bioeconomía circular».

El trabajo destaca el uso de dos disolventes renovables –el bioetanol y el éter 2-metiltetrahidrofurano– para extraer polifenoles de residuos de uva, con resultados optimizados mediante el ajuste de parámetros como el tiempo, la temperatura y el caudal de disolvente. Los extractos obtenidos se analizaron con cromatografía líquida de alta resolución revelando perfiles fenólicos específicos ricos en compuestos antioxidantes como el ácido gálico y la catequina. Una contribución destacada del estudio fue el reciclado del disolvente de extracción, fundamental para la viabilidad económica del proceso, y la recuperación de los antioxidantes para posibles aplicaciones en la industria alimentaria, farmacéutica o de química fina. Además, se implementaron tecnologías verdes avanzadas, como la extracción asistida por ultrasonidos, fomentando la intensificación del proceso, mejorando su eficiencia y reduciendo tanto el tiempo como el consumo energético.

Para María González Miquel «los resultados de nuestro trabajo demuestran que esta nueva técnica no solo convierte los desechos de la industria vitivinícola en productos valiosos, sino que también sirve como ejemplo de bioeconomía circular, promoviendo la valorización sostenible de la biomasa residual». Este avance, prosigue la investigadora, «contribuye de manera significativa a implementar prácticas más respetuosas con el medio ambiente en la industria del vino, alineándose con las demandas actuales de la sociedad».

Este estudio ha recibido apoyo financiero de la Comunidad Autónoma de Madrid a través del ‘Programa de Excelencia para el Profesorado Universitario’. Además, los autores agradecen el respaldo adicional del citado organismo a través del proyecto SUSTEC P2018/EMT–4348.

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